El fenómeno de outsourcing o subcontratación ha tenido un gran eco y aceptación en la esfera económica nacional, ya que es una estructura que dota de dinamismo a las operaciones de subordinación al trasladar a un tercero la carga administrativa que implica el manejo de una nómina laboral. Pese a ello, existen contribuyentes que han abusado de las bondades del esquema de subcontratación, creando estructuras fiscalmente agresivas.